Yosef revela su identidad. |
"Llorando de alegría, Yosef abrazó a Benjamín, y Benjamín hizo lo mismo.
Luego Yosef besó a cada uno de sus hermanos y lloró sobre ellos, y después
comenzaron a hablar libremente con él."
Luego Yosef besó a cada uno de sus hermanos y lloró sobre ellos, y después
comenzaron a hablar libremente con él."
La reconciliación y el perdón de Yosef a sus hermanos. |
Por fin llegamos al maravilloso momento de la reconciliación, de la aclaración, de todos los malos
entendidos, del perdón, de la restauración. No existe nada más hermoso que esto, en un instante, años de amargura, de tristeza, de sufrimiento, son compensados con la alegría del perdón, la paz, y la reconciliación. Salmo 133 Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén. Salmo de David. “¡Qué maravilloso y agradable es cuando los hermanos conviven en armonía! Pues la armonía es tan preciosa como el aceite de la unción que se derramó sobre la cabeza de Aarón, que corrió por su barba hasta llegar al borde de su túnica. La armonía es tan refrescante como el rocío del monte Hermón que cae sobre las montañas de Sión. Y allí el SEÑOR ha pronunciado su bendición, incluso la vida eterna”. Detalles hermosos de este capítulo de Génesis 45: Génesis 45:1 “Yosef ya no pudo contenerse. Había mucha gente en la sala, y él les dijo a sus asistentes: ¡Salgan todos de aquí! Así que estuvo a solas con sus hermanos en el momento de decirles quién era”. Cuando Yosef revela su identidad a su familia, saca a todos los extranjeros de allí, esta es una reunión sagrada de familia, un momento tan santo, que sólo puede presenciar la familia. |
Génesis 45:2 “Entonces perdió el control y se echó a llorar. Lloraba con tanta fuerza que los egipcios podían oírlo, y la noticia pronto llegó hasta el palacio del faraón”. Toda la tristeza de años acumulada salió con estas lágrimas, como una olla express que explota. Qué creación divina tan impresionante es el llanto que purifíca, y sana todo el dolor. Génesis 45:3-5 dice lo siguiente: “¡Soy Yosef! —dijo a sus hermanos—. ¿Vive mi padre todavía? ¡Pero sus hermanos se quedaron mudos! Estaban atónitos al darse cuenta de que tenían a Yosef frente a ellos. Por favor, acérquense, les dijo. Entonces ellos se acercaron, y él volvió a decirles: Soy Yosef, su hermano, a quien ustedes vendieron como esclavo en Egipto. Pero no se inquieten ni se enojen con ustedes mismos por haberme vendido. Fue Dios quien me envió a este lugar antes que ustedes, a fin de preservarles la vida”. Los hermanos están aterrorizados por la culpa, no saben qué decir, pero Yosef sólo quiere abrazarles, su amor, es mucho más grande, que todo lo que le hicieron. |
Lo mismo sucede con aquel a quien representa, nuestro Salvador Yeshúa, cuando nos revela su identidad, y cuando descubrimos, que fuimos nosotros los que le clavamos en la cruz, fuimos el látigo que azotó su espalda, las espinas que se clavaron en su cabeza, los clavos que traspasaron sus manos, y sus pies, y la lanza que traspasó sucostado.
Tal descubrimiento nos aterroriza, nos deja mudos, pero sus palabras de compasión, y deseo de abrazarnos, acaba para siempre con la enemistad. Nuestra tendencia al descubrir el daño que hemos causado al pecar es alejarnos, pero Dios, lo único que anhela, es acercarse a nosotros. No existe nada más hermoso, que el perdón, y la reconciliación. Isaías 1:18 “Vengan ahora. Vamos a resolver este asunto —dice el SEÑOR—. Aunque sus pecados sean como la escarlata, yo los haré tan blancos como la nieve. Aunque sean rojos como el carmesí, yo los haré tan blancos como la lana”. Génesis 45:3 “¡Soy Yosef! —dijo a sus hermanos—. ¿Vive mi padre todavía? ¡Pero sus hermanos se quedaron mudos! Estaban atónitos al darse cuenta de que tenían a Yosef frente a ellos”. |
Lo primero que hace Yosef, al revelar su identidad, es preguntar si su padre vive, es lo que más le importa, volver a abrazar a su papá, acabar para siempre con la tristeza de años, de pensar que su papá no lo amaba, y aunque le habían dicho que aún vivía, quería asegurarse que no era sólo una mentira,
para que soltara a Benjamín. Génesis 45:8 “Por lo tanto, fue Dios quien me envió a este lugar, ¡y no ustedes! Y fue él quien me hizo consejero del faraón, administrador de todo su palacio y gobernador de todo Egipto”. Esta es la clave para perdonar, y soportar, todas las adversidades en la vida, entender que Dios siempre está en control, y tiene planes eternos para todo lo que nos pasa. Romanos 8:28 “Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de los que lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos”. |
Génesis 45:15
“Luego Yosef besó a cada uno de sus hermanos y lloró sobre ellos, y después comenzaron a hablar libremente con él”. Es hasta este momento, que Yosef besa y abraza llorando a cada uno de sus hermanos, que ellos rompen el silencio, y comienzan a hablar. Otro regalo divino hermoso, que hemos recibido, es la expresión física, los besos y abrazos fraternales, las lágrimas de perdón, y alegría, de reconciliación. Dejemos de ser como muertos, o como hielos sin emociones, sin expresión. Un abrazo, unas lágrimas, un beso santo, fraternal, puede traer libertad y reconciliación a la gente más temerosa y culpable. Génesis 45:26-27 dice lo siguiente: “¡Yosef todavía vive! —le dijeron a su padre— ¡Y es el gobernador de toda la tierra de Egipto! Jacob se quedó atónito al oír la noticia, y no podía creerlo. Sin embargo, cuando le repitieron todo lo que Yosef les había dicho y cuando vio los carros que había enviado para llevarlo, su alma se reanimó”. |
Hay una hermosa tradición judía sobre este momento, en que le dan la noticia a Yacov, de que su hijo Yosef vive. Era obvio, que tenían que cuidar que una noticia tan impactante como ésta, Yacov no la recibiera de manera brusca, poniendo en riesgo su vida, así que, según esta tradición, una nietecita a quien Yacov amaba mucho, ya que le tocaba el arpa cuando estaba triste, fue elegida para darle la noticia cantándole con el arpa: Od Yosef Jai, Od Yosef Jai, que en hebreo significa: Yosef aún vive, así que ella entró sola con el arpa, a cantarle a su abuelo, y después entraron todos sus hijos haciendo coros, y mostrándole todos los regalos que mandó Yosef.
Imagínense la escena, cómo anhelaría haber vivido ese momento, Od Yosef Jai. Pero, viviremos uno, aún más sublime, cuando digamos: Od Yeshúa Jai, Yeshúa, aún vive, y tú y yo hemos sido elegidos para ser parte de ese coro celestial. |
Oremos: Bendito seas, Padre celestial, por esta maravillosa historia de perdón, reconciliación, y sobre todo, certeza de que tú estás en control, absolutamente de todas las aparentes adversidades. Gracias, por la esperanza que nos das, a través de tu palabra, de que, el final de nuestra historia, será de lágrimas de alegría, y amor entre hermanos. Gracias, por hacernos parte del coro que dirá: Od Yeshúa Jai, Yeshúa, aún vive. Bendito seas tú, que revive a Yacov, y cumples tus promesas de resucitar a Yosef. Por los méritos de Yeshúa, Amén. Esto es: Simplemente Descubre la Biblia simple. Les espero en el próximo capítulo. |