Efraín, la plenitud de los gentiles. |
“Su hermano menor será aún más
grande y de su descendencia se formarán una multitud de naciones”.
grande y de su descendencia se formarán una multitud de naciones”.
La promesa de ser fructíferos. |
Romanos 11:25-26 dice lo siguiente:
“Porque o quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, Que apartará de Jacob la impiedad”. Para poder entender este texto de la carta del apóstol Pablo a los Romanos, es clave entender lo que sucede aquí en Génesis 48. La rase clave que utiliza el apóstol Pablo en Romanos 11:25 es: Plenitud de los gentiles, que es la misma frase que menciona Yacov al bendecir a Efraín. En Génesis 48:19 “su hermano menor será aún más grande y de su descendencia se formarán una multitud de naciones”. Esta frase, multitud de naciones, es la misma que Pablo utiliza al decir: plenitud de los gentiles. La bendición de Yacov sobre Efraín, es clave para entender el plan divino de salvación del mundo a través de la simiente de Eva, Noé, Sem, Abraham, Isaac, Yacov, Yosef, y Efraín. Dios le prometió a Abraham, que su descendencia o su semilla, sería incontable como las estrellas en multitud, que todas las familias de la tierra serían benditas en esta semilla. Años después, Yacov revela que dicha promesa dada a Abraham, se cumplirá con Efraín, quien aquí recibe la profecía de multiplicarse, y formar una multitud de naciones o plenitud de gentiles. |
¿Cómo se cumplió esto?
Nosotros en el siglo 21, podemos ser testigos de la historia, y del cumplimiento de esta profecía de Yacov sobre Efraín, que cumple las promesas de bendición al mundo, a través de la semilla o esperma de Abraham, Isaac, Yacov, Yosef, y Efraín. Los nombres en hebreo son claves para entender dicho plan profético: Abraham = Padre de multitudes. Isaac = Risa, implicando la alegría de Dios, Abraham y Sara, y todo Israel, y el mundo entero, cuando se cumplan sus promesas. Yacov – Israel = Gobernado por Dios, o príncipe con Dios. Yosef = Añadirá. Efraín = Fructífero. De modo que Yosef a través de su hijo Efraín, es el que añadirá fruto, a través de naciones que se injertarán a Israel, y se salvarán, y serán bendecidas para cumplir la promesa específica a Yacov, de que no sólo sería la nación de Israel, sino un conjunto de naciones. |
Leamos: Génesis 35:9-11
“Ahora que Jacob había regresado de Padán-aram, Dios se le apareció de nuevo en Betel. Y Dios lo bendijo diciéndole: Tu nombre es Jacob, pero ya no te llamarás Jacob. A partir de ahora tu nombre será Israel. Así que Dios le cambió el nombre y lo llamó Israel. Entonces Dios dijo: Yo soy El-Shaddai: Dios Todopoderoso. Sé fructífero y multiplícate. Llegarás a formar una gran nación; incluso, de ti saldrán muchas naciones. ¡Habrá reyes entre tus descendientes!”. Después de la época del Rey Salomón, el reino de Israel, las doce tribus se dividieron, convirtiéndose en dos reinos, el reino del norte, llamado: Israel, y el reino del sur, llamado: Judá. Al reino del norte, también se le conoció como: Efraín, era el más próspero, y numeroso, sin embargo, rompió el pacto con el Dios de Israel, y la casa de David, y comenzó a ser infiel, adorando los dioses de las naciones, por lo cual, las maldiciones que Moisés escribió en Deuteronomio 28, cayeron sobre Efraín, a causa de su desobediencia, y Dios le dio carta de divorcio, y expulsó de la tierra prometida a estas 10 tribus del norte, por medio de la conquista Asiria, en el año 722 A.C. |
Sin embargo, Dios, a través de los profetas, en especial, Oseas, Amós, Jeremías, y Ezequiel, anuncian que un día restauraría a Efraín, que los llevaría al desierto del exilio, y allí les hablaría al corazón, y causaría un éxodo mucho mayor que el de Egipto, trayéndolos de vuelta de todas las naciones. El retorno del hijo pródigo, o derrochador de su herencia.
Quizás, el capítulo más detallado, y elocuente, de este retorno de las tribus del norte de Israel a su herencia e identidad y reconexión con la dinastía de David, se encuentra en Ezequiel 37 leamos juntos: “El SEÑOR puso su mano sobre mí y fui llevado por el Espíritu del SEÑOR hasta un valle que estaba lleno de huesos. El SEÑOR me condujo por entre los huesos que cubrían el fondo del valle. Estaban desparramados en el suelo por todas partes y completamente secos. Luego me preguntó: —Hijo de hombre, ¿podrán estos huesos volver a convertirse en personas vivas? —Oh Soberano SEÑOR —respondí—, sólo tú sabes la respuesta. Entonces me dijo: —Anuncia un mensaje profético a estos huesos y diles: «¡Huesos secos, escuchen la palabra del SEÑOR! Esto dice el SEÑOR Soberano: «¡Atención! ¡Pondré aliento dentro de ustedes y haré que vuelvan a vivir! Les pondré carne y músculos y los recubriré con piel. Pondré aliento en ustedes y revivirán. Entonces sabrán que yo soy el SEÑOR»». Así que yo anuncié el mensaje, tal como él me dijo. De repente, mientras yo hablaba, se oyó un ruido, un traqueteo por todo el valle. Se juntaron los huesos de cada cuerpo y volvieron a unirse hasta formar esqueletos enteros. Mientras yo observaba, vi que se formaron músculos y apareció carne sobre los huesos. Después se formó piel para recubrir los cuerpos, pero aún no tenían aliento de vida. Luego me dijo: Hijo de hombre, anuncia un mensaje profético a los vientos. Anuncia un mensaje profético y di: «Esto dice el SEÑOR Soberano: “¡Ven, oh aliento, ven de los cuatro vientos y sopla en estos cuerpos muertos para que vuelvan a vivir”». Así que yo anuncié el mensaje como él me ordenó y entró aliento en los cuerpos. Todos volvieron a la vida y se pusieron de pie; era un gran ejército. Luego me dijo: Hijo de hombre, estos huesos representan al pueblo de Israel. Ellos dicen: «Nos hemos vuelto huesos viejos y secos; hemos perdido toda esperanza. Nuestra nación está acabada». |
Por lo tanto, profetiza y diles: «Esto dice el SEÑOR Soberano: «Oh pueblo mío,abriré las tumbas del destierro y haré que te levantes. Luego te regresaré a la tierra de Israel.
Cuando eso suceda, pueblo mío, sabrás que yo soy el SEÑOR. Pondré mi Espíritu en ti, volverás a vivir y regresarás a tu propia tierra. Entonces sabrás que yo, el SEÑOR, he hablado y que he cumplido mi palabra. ¡Sí, el SEÑOR ha hablado! ». Nuevamente recibí un mensaje del SEÑOR: Hijo de hombre, toma un trozo de madera y grábale estas palabras: «Esto representa a Judá y a sus tribus aliadas». Luego toma otro trozo y graba en él estas palabras: «Esto representa a Efraín y a las tribus del norte de Israel». Ahora toma ambos trozos en tu mano como si fueran una sola pieza de madera. Cuando la gente te pregunte qué significa lo que haces, diles: «Esto dice el SEÑOR Soberano: “Tomaré a Efraín y a las tribus del norte y las uniré a Judá. Las convertiré en una sola pieza de madera en mi mano”». Luego coloca, a la vista del pueblo, los trozos de madera que has grabado, para que todos puedan verlos. Dales este mensaje de parte del SEÑOR Soberano: «Reuniré al pueblo de Israel de entre las naciones. Los regresaré a su propia tierra desde los lugares a donde fueron esparcidos. Los unificaré para que formen una sola nación sobre los montes de Israel. Un rey los gobernará a todos; ya no estarán divididos en dos naciones o en dos reinos. Nunca más se contaminarán con ídolos ni con imágenes repugnantes ni rebelión, porque los salvaré de recaer en el pecado y los limpiaré. Entonces serán verdaderamente mi pueblo y yo seré su Dios. Mi siervo David será su rey y tendrán un solo pastor. Obedecerán mis ordenanzas y se asegurarán de cumplir mis decretos. Vivirán en la tierra que le di a mi siervo Jacob, la tierra donde vivieron sus antepasados. Tanto ellos como sus hijos y sus nietos vivirán allí para siempre, de generación en generación; y mi siervo David será su príncipe por siempre. Haré con ellos un pacto de paz, un pacto eterno. Les daré su tierra y aumentaré su población, y pondré mi templo en medio de ellos para siempre. Haré mi hogar entre ellos. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Y cuando mi templo esté en medio de ellos para siempre, las naciones sabrán que yo soy el SEÑOR, quien hace santo a Israel”. |
Todas estas profecías le fueron reveladas al apóstol Pablo, con el fin de que se convirtiera en el más grande evangelista de la historia, llevando su mensaje de perdón, y salvación, a los gentiles, donde él sabía que se encontraban las ovejas perdidas de la casa de Israel, que habrían de regresar al redil.
Mateo 15:24 dice lo siguiente: “Entonces Yeshúa le dijo a la mujer: —Fui enviado para ayudar solamente a las ovejas perdidas de Dios, el pueblo de Israel”. Juan 10:16 “Además, tengo otras ovejas que no están en este redil, también las debo traer. Ellas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño con un solo pastor”. El apóstol Pablo, comprendió que la plenitud de los gentiles, o las naciones, que venían a unirse a la dinastía de David, a través de su hijo Yeshúa, era la restauración de las 12 tribus de Israel, y el cumplimiento de todas las promesas dadas a Abraham. Leamos: Gálatas 3:29 (RV1960) “Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa”. |
Por eso, al final de su maravillosa explicación de este misterio, en los capítulos 8 al 11 de Romanos, termina de la siguiente manera:
Romanos 11:30-36 “Ustedes, los gentiles, antes eran rebeldes contra Dios, pero cuando el pueblo de Israel se rebeló contra él, Dios tuvo misericordia de ustedes y no de ellos. Ahora ellos son los rebeldes y a ustedes Dios les mostró su misericordia para que ellos también participen de la misericordia de Dios. Pues Dios encarceló a todos en la desobediencia para poder tener misericordia de todos. ¡Qué grande es la riqueza, la sabiduría y el conocimiento de Dios! ¡Es realmente imposible para nosotros entender sus decisiones y sus caminos! Pues, ¿quién puede conocer los pensamientos del SEÑOR? ¿Quién sabe lo suficiente para aconsejarlo? ¿Y quién le ha entregado tanto para que él tenga que devolvérselo? Pues todas las cosas provienen de él y existen por su poder y son para su gloria. ¡A él sea toda la gloria por siempre!” Amén. |
Yacov, vislumbró que su nieto Efraín, fructificaría, llenando las naciones con su esperma, la simiente santa de Abraham.
Esto, sólo sería posible, si Dios dispersaba dicha semilla en todo el mundo, no sólo en el pequeño territorio de la tribu de Efraín en la tierra de Israel, en el Medio Oriente, sino, en todas las naciones del mundo. Pero esto, sólo podía suceder, si Efraín y su descendencia, salía de la tierra prometida, lo cual, en efecto sucedió, cuando los Asirios los conquistaron, a causa de su desobediencia, y los llevaron cautivos a las naciones circundantes, donde se fueron mezclando paulatinamente, hasta dispersar como el polen, la simiente de Abraham, en todo el mundo antiguo, y posteriormente, con los viajes intercontinentales en toda la tierra. Es entonces, cuando el redentor de Sion, Yeshúa, el hijo de David viene a anunciar el nuevo pacto con Israel, y a traerlos de vuelta de su exilio espiritual, y físico, de todas las naciones, de esto nos habla Jeremías 31. Así que, si tú escuchaste el llamado del buen pastor de Israel, si tus oídos oyeron su voz, tú eres una oveja del otro redil, que el rescataría de entre las naciones, para unirla al redil de la casa de Judá, y formar un solo rebaño, levantando el tabernáculo caído de David. De modo, que el cristianismo, en todas sus versiones, es simplemente la restauración de Efraín, el reencuentro de Yacov con Yosef y su nieto, que fueron llevados lejos, el segundo éxodo, para volver a celebrar el cordero de la pascua, que ha salvado al mundo entero, y ha bendecido a todas las naciones como se lo prometió a Abraham. |
Romanos 11:32-36 (RV1960) nuevamente: “Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos. ¡Oh Profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque, ¿quién entendió la mente del Señor? O, ¿quién fue su consejero? O, ¿quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén. Oración: Salmo 126 Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén. Cuando el SEÑOR trajo a los desterrados de regreso a Jerusalén, ¡fue como un sueño! Nos llenamos de risa y cantamos de alegría. Y las otras naciones dijeron: Cuántas maravillas ha hecho el SEÑOR por ellos. ¡Así es, el SEÑOR ha hecho maravillas por nosotros! ¡Qué alegría! Restaura nuestro bienestar, SEÑOR, como los arroyos renuevan el desierto. Los que siembran con lágrimas cosecharán con gritos de alegría. Lloran al ir sembrando sus semillas, pero regresan cantando cuando traen la cosecha. Esto es: Simplemente Descubre la Biblia simple. Espero, que, con este video, que les presento a continuación, quede resumido todo lo que estudiamos, en el capítulo 48. Les espero en el próximo capítulo. |