Muerte de Yacov. |
“Entonces Jacob hizo llamar a todos sus hijos y les dijo: Júntense alrededor de
mí, y les diré lo que le ocurrirá a cada uno de ustedes en los días venideros.
mí, y les diré lo que le ocurrirá a cada uno de ustedes en los días venideros.
La bendición de Israel a sus hijos |
Este capítulo tiene dos secciones:
Génesis 49:1-28, Las Bendiciones, o más bien, las profecías de Yacov para sus hijos, y, Génesis 49:29-33 Muerte y sepultura de Yacov. En la primera sección podemos descubrir la fidelidad de la Biblia, al comprobar que las profecías de Yacov sobre sus hijos se cumplieron al pie de la letra en la historia. Génesis 49:1 dice así: “Entonces Jacob hizo llamar a todos sus hijos y les dijo: Júntense alrededor de mí, y les diré lo que le ocurrirá a cada uno de ustedes en los días venideros”. Y, todas estas profecías, están aún por cumplirse en toda su plenitud. Dentro de todas las profecías para sus hijos, destacan las profecías hacia Judá y Yosef. Judá, de quien vendría el liderazgo nacional, que se cumpliría a través de la monarquía de Israel, específicamente, a través de la dinastía de David, de la tribu de Judá, a quien Dios le prometió un reinado eterno, el cual se cumple en Yeshúa, el rey de Israel y rey del universo. |
Leamos: Isaías 9:6-7
“Pues nos ha nacido un niño, un hijo se nos ha dado; el gobierno descansará sobre sus hombros, y será llamado: Consejero Maravilloso, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Su gobierno y la paz nunca tendrán fin. Reinará con imparcialidad y justicia desde el trono de su antepasado David por toda la eternidad. ¡El ferviente compromiso del SEÑOR de los Ejércitos Celestiales hará que esto suceda!”. Por otro lado, Yosef, como vimos en el capítulo anterior, que cumpliría la profecía de añadir fruto a Israel, a través de su hijo Efraín, ya que Yosef es una rama fructífera, que bendecirá a la plenitud de las naciones, y tendrá un papel de primogenitura en Israel, lo cual implica el cuidado, y la preservación de la familia y su fe. Leamos: Génesis 49:25-26 “Que el Dios de tu padre te ayude; que el Todopoderoso te bendiga con bendiciones de los cielos de arriba, y con bendiciones de las aguas profundas de abajo, y con bendiciones de los pechos y del vientre. Que mis bendiciones paternas sobre ti superen las bendiciones de mis antepasados, y alcancen las alturas de los montes eternos. Que estas bendiciones descansen sobre la cabeza de Yosef, quien es príncipe entre sus hermanos”. |
Segunda sección del capítulo: Génesis 49:29-31 que leemos a continuación: “Entonces Jacob les dio las siguientes instrucciones: Yo moriré pronto y me uniré con mis antepasados. Entiérrenme junto con mi padre y mi abuelo en la cueva que está en el campo de Efrón el hitita. Es la cueva del campo de Macpela, cerca de Mamre, en Canaán, la cual Abraham compró a Efrón el hitita como lugar de sepultura permanente. Allí están enterrados Abraham y su esposa Sara; allí también están enterrados Isaac y su esposa Rebeca; y allí enterré a Lea. Es la parcela de tierra y la cueva que mi abuelo Abraham les compró a los Hititas”. Interesante, que Yacov, pide que le sepulten junto a Lea, y no junto a su primer amor Raquel. Por supuesto, que primero que nada, quiere ser sepultado en la tierra de la promesa, junto a sus padres, pero también hay una razón interesante según un comentario judío, del por qué Yacov específicamente menciona la sepultura de Raquel en Génesis 48:7 a su hijo Yosef. |
Leamos: Génesis 48:7 “Hace mucho tiempo, cuando yo regresaba de Padán-aram, Raquel murió en la tierra de Canaán. Todavía íbamos en viaje y bastante lejos de Efrata (es decir, Belén). Con mucha tristeza, la enterré allí, junto al camino que va a Efrata”. Según este comentario, Yacov, después de pedirle a Yosef que lo entierre en la tumba de sus padres, en la tierra de Israel, le aclara que por expresa orden de Dios, no le dio sepultura a Raquel, su mamá, en la tierra de Israel, y la enterró allí donde murió, en el camino de entrada a la tierra prometida, para que en el futuro, cuando las tribus exiliadas de Yosef y Benjamín regresen, (las cuales representan a los dos reinos divididos de Israel) Raquel, sea la primera en salir a reencontrarse con sus hijos. Leamos: Jeremías 31:1-17 “En ese día —dice el SEÑOR—, seré el Dios de todas las familias de Israel, y ellas serán mi pueblo. Esto dice el SEÑOR: Los que sobrevivan de la destrucción venidera encontrarán bendiciones aun en las tierras áridas, porque al pueblo de Israel le daré descanso. Hace tiempo el SEÑOR le dijo a Israel: Yo te he amado, pueblo mío, con un amor eterno. Con amor inagotable te acerqué a mí. Yo te reedificaré, mi virgen Israel. Volverás a ser feliz y con alegría danzarás con las panderetas. De nuevo plantarás tus viñedos sobre las montañas de Samaria y allí comerás de tus propios huertos. |
Llegará el día cuando los centinelas gritarán desde la zona montañosa de Efraín: «Vengan, subamos a Jerusalén a adorar al SEÑOR nuestro Dios». Ahora esto dice el SEÑOR: Canten con alegría por Israel. ¡Griten por la mejor de las naciones! Griten de alabanza y alegría: «¡Salva a tu pueblo, oh SEÑOR, el
remanente de Israel!». Pues los traeré del norte y de los extremos más lejanos de la tierra. No me olvidaré del ciego ni del cojo, ni de las mujeres embarazadas ni de las que están en trabajo de parto. ¡Volverá un enorme grupo! Por sus rostros correrán lágrimas de alegría, y con mucho cuidado los guiaré a casa. Caminarán junto a arroyos quietos y por caminos llanos donde no tropezarán. Pues soy el padre de Israel, y Efraín es mi hijo mayor. Ustedes, naciones del mundo, escuchen este mensaje del SEÑOR; proclámenlo en las costas lejanas: El SEÑOR que dispersó a su pueblo, lo reunirá y lo cuidará como hace un pastor con su rebaño. Pues el SEÑOR ha rescatado a Israel de manos más fuertes. Vendrán a su tierra y entonarán canciones de alegría en las alturas de Jerusalén. Estarán radiantes debido a los buenos regalos del SEÑOR: abundancia de grano, vino nuevo y aceite de oliva, y los rebaños y las manadas saludables. Su vida será como un jardín bien regado y desaparecerán todas sus tristezas. Las jóvenes danzarán de alegría y los hombres —jóvenes y viejos— se unirán a la celebración. Convertiré su duelo en alegría. Los consolaré y cambiaré su aflicción en regocijo. Los sacerdotes disfrutarán de la abundancia, y mi pueblo se saciará de mis buenos regalos. Yo, el SEÑOR, ¡he hablado! Esto dice el SEÑOR: En Ramá se oye una voz, profunda angustia y llanto amargo. Raquel llora por sus hijos, se niega a que la consuelen, porque sus hijos se han ido. Pero ahora esto dice el SEÑOR: No llores más, porque te recompensaré —dice el SEÑOR—. Tus hijos volverán a ti desde la tierra lejana del enemigo. Hay esperanza para tu futuro —dice el SEÑOR—. Tus hijos volverán a su propia Tierra”. |
Es por eso, que, hasta la fecha, la tumba de Raquel es el lugar ideal para que el pueblo de Israel derrame lágrimas, pidiendo el final del exilio, y el retorno de los hijos de Israel. Oremos: Oración de Daniel 9:4-19 ¡Oh SEÑOR, tú eres un Dios grande y temible! Siempre cumples tu pacto y tus promesas de amor inagotable con los que te aman y obedecen tus mandatos; pero hemos pecado y hemos hecho lo malo. Nos hemos rebelado contra ti y hemos despreciado tus mandatos y ordenanzas. Nos hemos rehusado a escuchar a tus siervos, los profetas, quienes hablaron bajo tu autoridad a nuestros reyes, príncipes, antepasados y a todo el pueblo de la tierra. Señor, tú tienes la razón; pero como ves, tenemos el rostro cubierto de vergüenza. Esto nos sucede a todos, tanto a los que están en Judá y en Jerusalén, como a todo el pueblo de Israel disperso en lugares cercanos y lejanos, adondequiera que nos has mandado por nuestra deslealtad a ti. Oh SEÑOR, nosotros y nuestros reyes, príncipes y antepasados estamos cubiertos de vergüenza porque hemos pecado contra ti. Pero el Señor, nuestro Dios, es misericordioso y perdonador, a pesar de habernos rebelado contra él. No hemos obedecido al SEÑOR nuestro Dios, porque no hemos seguido las instrucciones que nos dio por medio de sus siervos, los profetas. Todo Israel ha desobedecido tus instrucciones, te ha dado la espalda y ha rehusado escuchar tu voz. Entonces ahora, a causa de nuestro pecado, se han derramado sobre nosotros las maldiciones solemnes y los juicios escritos en la ley de Moisés, siervo de Dios. |
Tú cumpliste tu palabra e hiciste con nosotros y nuestros gobernantes tal como habías advertido. Nunca hubo una calamidad tan grande como la que ocurrió en Jerusalén.
Se han cumplido todas las maldiciones de la ley de Moisés escritas contra nosotros. Sin embargo, nos hemos rehusado a buscar la misericordia del SEÑOR nuestro Dios al no reconocer su verdad ni abandonar nuestros pecados. Por lo tanto, el SEÑOR nos ha enviado la calamidad que había preparado. El SEÑOR nuestro Dios tuvo razón en hacer todas esas cosas, porque no lo obedecimos. Oh Señor nuestro Dios, al rescatar a tu pueblo de Egipto con gran despliegue de poder, le diste honor perpetuo a tu nombre; pero hemos pecado y estamos lleno de maldad. En vista de tus fieles misericordias, por favor, Señor, aparta tu enojo y furor de tu ciudad, Jerusalén, tu monte santo. Todas las naciones vecinas se burlan de Jerusalén y de tu pueblo por causa de nuestros pecados y de los pecados de nuestros antepasados. ¡Oh Dios nuestro, oye la oración de tu siervo! Escucha mientras te hago mis ruegos. Por amor a tu nombre, Señor, vuelve a sonreírle a tu desolado santuario. Oh Dios mío, inclínate y escúchame. Abre tus ojos y mira nuestra desesperación. Mira cómo tu ciudad —la ciudad que lleva tu nombre— está en ruinas. Esto rogamos, no porque merezcamos tu ayuda, sino debido a tu misericordia. Oh Señor, óyenos. Oh Señor, perdónanos. ¡Oh Señor, escúchanos y actúa! Por amor a tu nombre, no te demores, oh mi Dios, porque tu pueblo y tu ciudad llevan tu nombre. Amén. Esto es: Simplemente Descubre la Biblia simple. Les espero en el próximo capítulo. |