Ataúd en Egipto. |
"Yosef murió a los ciento diez años de edad y los egipcios lo embalsamaron, y
pusieron su cuerpo en un ataúd en Egipto”.
pusieron su cuerpo en un ataúd en Egipto”.
Esperanza de redención |
Tres secciones de este capítulo:
Génesis 50:1-13 Sepultura de Yacov. Yosef cumple la última voluntad de su padre sepultándole junto a sus antepasados en la tierra prometida. Segunda sección: Génesis 50:14-21 Yosef reitera su perdón a sus hermanos. Después de la muerte de su padre Yacov, los hermanos de Yosef temen que ahora sí se vengará por lo que le hicieron, y una vez más, Yosef refleja perfectamente el carácter de aquel a quien su historia representa, a nuestro Salvador, Yeshúa, que perdonó nuestros pecados, y nunca más hará memoria de ellos. Yosef, nos da una lección hermosa sobre el juicio y el perdón en Génesis 50:19, dice así: “Pero Yosef les respondió: —No me tengan miedo. ¿Acaso soy Dios para castigarlos?”. Yosef reconoce que sólo Dios es el juez, nosotros somos llamados a amar, y perdonar a nuestro prójimo, y sólo Dios puede juzgar. En ocasiones, pensamos que es al revés, que Dios ama y nosotros juzgamos, pero recordemos que es al revés, nosotros sólo amamos, y Dios juzga. |
Por último, en la tercera sección de este capítulo, Génesis 50:22-26 leamos:
“Yosef y sus hermanos con sus familias siguieron viviendo en Egipto. Yosef vivió hasta los ciento diez años de edad. Alcanzó a ver a tres generaciones de los descendientes de su hijo Efraín, y vivió lo suficiente para ver el nacimiento de los hijos de Maquir, el hijo de Manasés, a quienes recibió como suyos. Yosef les dijo a sus hermanos: Yo pronto moriré, pero ciertamente Dios los ayudará y los sacará de esta tierra de Egipto. Él los hará volver a la tierra que solemnemente prometió dar a Abraham, a Isaac y a Jacob. Entonces Yosef hizo jurar a los hijos de Israel y les dijo: Cuando Dios venga a ayudarlos y los lleve de regreso, deben llevarse mis huesos con ustedes. Yosef murió a los ciento diez años de edad y los egipcios lo embalsamaron, y pusieron su cuerpo en un ataúd en Egipto”. Yosef les pide a sus hermanos que saquen sus huesos de Egipto, lo cual leeremos qué sucede, más adelante, en Éxodo 13:19, que dice lo siguiente: “Moisés llevó consigo los restos de Yosef, porque Yosef había hecho jurar a los hijos de Israel que así lo harían cuando dijo: Pueden estar seguros de que Dios vendrá a ayudarlos. Cuando eso suceda, llévense de aquí mis restos con ustedes”. Este texto es también profético, de lo que sucederá cuando los huesos secos de Yosef, escuchen y vuelvan a la vida para regresar a la tierra prometida. Estos huesos secos representan la descendencia de Yosef, dispersa entre las naciones, que recibirán las palabras de Moisés, hechas carne en la persona de Yeshúa, leamos: Ezequiel 37:1-14 “El SEÑOR puso su mano sobre mí y fui llevado por el Espíritu del SEÑOR hasta un valle que estaba lleno de huesos. El SEÑOR me condujo por entre los huesos que cubrían el fondo del valle. Estaban desparramados en el suelo por todas partes y completamente secos. |
Luego me preguntó: —Hijo de hombre, ¿podrán estos huesos volver a convertirse en personas vivas? —Oh Soberano SEÑOR —respondí—, sólo tú sabes la respuesta.
Entonces me dijo: —Anuncia un mensaje profético a estos huesos y diles: «¡Huesos secos, escuchen la palabra del SEÑOR! Esto dice el SEÑOR Soberano: «¡Atención! ¡Pondré aliento dentro de ustedes y haré que vuelvan a vivir! Les pondré carne y músculos y los recubriré con piel. Pondré aliento en ustedes y revivirán. Entonces sabrán que yo soy el SEÑOR»». Así que yo anuncié el mensaje, tal como él me dijo. De repente, mientras yo hablaba, se oyó un ruido, un traqueteo por todo el valle. Se juntaron los huesos de cada cuerpo y volvieron a unirse hasta formar esqueletos enteros. Mientras yo observaba, vi que se formaron músculos y apareció carne sobre los huesos. Después se formó piel para recubrir los cuerpos, pero aún no tenían aliento de vida. Luego me dijo: Hijo de hombre, anuncia un mensaje profético a los vientos. Anuncia un mensaje profético y di: «Esto dice el SEÑOR Soberano: “¡Ven, oh aliento, ven de los cuatro vientos y sopla en estos cuerpos muertos para que vuelvan a vivir”». Así que yo anuncié el mensaje como él me ordenó y entró aliento en los cuerpos. Todos volvieron a la vida y se pusieron de pie; era un gran ejército. Luego me dijo: Hijo de hombre, estos huesos representan al pueblo de Israel. Ellos dicen: «Nos hemos vuelto huesos viejos y secos; hemos perdido toda esperanza. Nuestra nación está acabada». Por lo tanto, profetiza y diles: «Esto dice el SEÑOR Soberano: «Oh pueblo mío, abriré las tumbas del destierro y haré que te levantes. Luego te regresaré a la tierra de Israel. Cuando eso suceda, pueblo mío, sabrás que yo soy el SEÑOR. Pondré mi Espíritu en ti, volverás a vivir y regresarás a tu propia tierra. Entonces sabrás que yo, el SEÑOR, he hablado y que he cumplido mi palabra. ¡Si, El SEÑOR ha hablado! |
De modo, que, si tú estás escuchando estas palabras de Moisés, y te estás arrepintiendo de todos tus pecados, y obras que te llevan a la muerte, y estás anhelando que las palabras de Moisés predicadas a través de Yeshúa, el hijo del hombre, te salven, entonces, tú eres parte de los huesos de Yosef, que serán retornados a través de Moisés, y el soplo del hijo del hombre, Yeshúa, el postrer Adán, que vino a dar vida y a solucionar la desobediencia del primer hombre.
El libro de Génesis, comienza con el origen de la vida, el origen del primer hombre Adán, y concluye e un ataúd en Egipto, con los huesos secos de Yosef, representando a todas las naciones que heredan la desobediencia de un hombre, el primer Adán, pero que un día serán resucitadas por la justicia, y obediencia de un segundo Adán, que cambiará la muerte en vida, y nos regresará al Jardín del Edén, que será lo que veremos representado en el tabernáculo del libro de Éxodo, que sigue en este maravilloso descubrimiento de la Biblia, no te lo pierdas. Romanos 5:12-21 “Cuando Adán pecó, el pecado entró en el mundo. El pecado de Adán introdujo la muerte, de modo que la muerte se extendió a todos, porque todos pecaron. Es cierto, la gente ya pecaba aun antes de que se entregara la ley; pero no se le tomaba en cuenta como pecado, porque todavía no existía ninguna ley para violar. Sin embargo, desde los tiempos de Adán hasta los de Moisés, todos murieron, incluso los que no desobedecieron un mandamiento explícito de Dios como lo hizo Adán. |
Ahora bien, Adán es un símbolo, una representación de Cristo, quien aún tenía que venir; pero hay una gran diferencia entre el pecado de Adán y el regalo del favor
inmerecido de Dios. Pues el pecado de un solo hombre, Adán, trajo muerte a muchos; pero aún más grande es la gracia maravillosa de Dios y el regalo de su perdón para muchos por medio de otro hombre, Jesucristo; y el resultado del regalo del favor inmerecido de Dios es muy diferente de la consecuencia del pecado de ese primer hombre. Pues el pecado de Adán llevó a la condenación, pero el regalo de Dios nos lleva a ser declarados justos a los ojos de Dios, a pesar de que somos culpables de muchos pecados. Pues el pecado de un solo hombre, Adán, hizo que la muerte reinara sobre muchos; pero aún más grande es la gracia maravillosa de Dios y el regalo de su justicia, porque todos los que lo reciben vivirán en victoria sobre el pecado y la muerte por medio de un solo hombre, Jesucristo. Así es, un solo pecado de Adán trae condenación para todos, pero un solo acto de justicia de Cristo trae una relación correcta con Dios y vida nueva para todos.Por uno solo que desobedeció a Dios, muchos pasaron a ser pecadores; pero por uno solo que obedeció a Dios, muchos serán declarados justos. La ley de Dios fue entregada para que toda la gente se diera cuenta de la magnitud de su pecado, pero mientras más pecaba la gente, más abundaba la gracia maravillosa de Dios. Entonces, así como el pecado reinó sobre todos y los llevó a la muerte, ahora reina en cambio la gracia maravillosa de Dios, la cual nos pone en la relación correcta con él y nos da como resultado la vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor”. |
Pidamos al hijo del hombre, al postrer Adán, que resucite nuestros huesos secos, y nos lleve de vuelta al Jardín del Edén.
Deuteronomio 30:1-16 “En el futuro, cuando experimentes todas las bendiciones y las maldiciones que te detallé y estés viviendo entre las naciones a las que el SEÑOR tu Dios te haya desterrado, toma muy en serio todas estas instrucciones. Si en aquel tiempo, tú y tus hijos regresan al SEÑOR tu Dios, y si obedecen con todo el corazón y con toda el alma los mandatos que te entrego hoy, entonces el SEÑOR tu Dios te devolverá tu bienestar. Tendrá misericordia de ti y te volverá a reunir de entre todas las naciones por donde te dispersó. Aunque estés desterrado en los extremos de la tierra, el SEÑOR tu Dios te traerá de allí y te reunirá nuevamente. El SEÑOR tu Dios te hará volver a la tierra que perteneció a tus antepasados, y será tuya de nuevo. ¡Entonces te hará aún más próspero y numeroso que tus antepasados! El SEÑOR tu Dios cambiará tu corazón y el de tus descendientes, para que lo ames con todo el corazón y con toda el alma, y para que tengas vida. El SEÑOR tu Dios impondrá todas esas maldiciones a tus enemigos y a los que te odian y te persiguen. Así volverás a obedecer al SEÑOR y cumplirás todos sus mandatos, los que yo te entrego hoy. Entonces el SEÑOR tu Dios te prosperará en todo lo que hagas. Te dará muchos hijos, una gran cantidad de animales y hará que tus campos produzcan cosechas abundantes, porque el SEÑOR volverá a deleitarse en ser bondadoso contigo como lo fue con tus antepasados. |
El SEÑOR tu Dios se deleitará en ti si obedeces su voz y cumples los mandatos y los decretos escritos en este libro de instrucción, y si te vuelves al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma. El mandato que te entrego hoy no es demasiado difícil de entender ni está fuera de tu alcance. No está guardado en los cielos, tan distante para que tengas que preguntar: «¿Quién subirá al cielo y lo bajará para que podamos oírlo y obedecer?». Tampoco está guardado más allá del mar, tan lejos para que tengas que preguntar: «¿Quién cruzará el mar y lo traerá para que podamos oírlo y obedecer?». Por el contrario, el mensaje está muy al alcance de la mano; está en tus labios y en tu corazón para que puedas obedecerlo. ¡Ahora escucha! En este día, te doy a elegir entre la vida y la muerte, entre la prosperidad y la calamidad. Pues hoy te ordeno que ames al SEÑOR tu Dios y cumplas sus mandatos, decretos y ordenanzas andando en sus caminos. Si lo haces, vivirás y te multiplicarás, y el SEÑOR tu Dios te bendecirá a ti y también a la tierra donde estás a punto de entrar y que vas a poseer. |
Romanos 10:8-11 “En realidad, dice: El mensaje está muy cerca de ti, está en tus labios y en tu corazón. Y ese mensaje es el mismo mensaje que nosotros predicamos acerca de la fe: Si confiesas con tu boca que Yeshúa es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo. Pues es por creer en tu corazón que eres declarado justo a los ojos de Dios y es por confesarlo con tu boca que eres salvo. Como nos dicen las Escrituras: Todo el que confíe en él jamás será deshonrado”. |
Yeshúa, el día de hoy, invocamos tu nombre, y te rogamos, que nos salves de nuestros pecados de muerte, y nos regreses a la tierra prometida, a ese Jardín del Edén, de donde fuimos expulsados, pero que, por tu misericordia, nos harás volver. Mientras salimos de las naciones rumbo a ese lugar de reposo, ayúdanos a ser como tus siervos
Abraham, Isaac, y Yacov, y en especial, como Yosef, que se mantuvo fiel a ti, y en santidad, para ser un instrumento de salvación para toda su familia, y para el mundo entero. Te lo rogamos, en el nombre del postrer Adán, nuestro Salvador, Yeshúa. Amén. Esto es: Simplemente Descubre la Biblia simple. Les espero en el siguiente libro. |
Génesis 49
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Éxodo 1
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